Mi escasa destreza física para los deportes es tan proverbial y legendaria como mis pobres aptitudes musicales. Aprovecho estos días en que tanto hablamos en la Isla de las llamadas Olimpiadas cubanas para cumplir otra deuda pendiente con mis lectores, acerca de la prometida historia de mi poco gloriosa, pero divertida “carrera” deportiva.
Tal vez mi primera participación en una competencia fue allá por preescolar o primer grado, acontecimiento que por suerte o por desgracia alguien dejó “inmortalizado” en la fotografía que ahora saco a la luz. Esta instantánea fue durante muchos años motivo de mi más secreta vergüenza. Si revisan cuidadosamente la imagen, descubrirán por qué.

Recorran la imagen, niño por niño. ¿Ya descubrieron cuál soy yo? Además de lo ridícula de la indumentaria, con la cintica en la cintura, la visera, el distintivo —uno para los varones y otro para las hembras— y las medias presumiblemente rojas con los tenis blancos, mi bochorno obedecía a lo que solamente décadas después conocería como “lenguaje no verbal”.
Sí, adivinaron. Yo soy el cuarto de la fila. El segundo de los varones, el de las manitos delicadamente enlazadas en una pose que si no es de gay, está muy cerca. Ustedes dirán que tal interpretación es un prejuicio y un complejo mío, y es cierto.
Pero comparen esa postura con la del resto de mis compañeros de aula. Miren a Robertico, el último de los competidores masculinos: brazos despegados del tronco, piernas semiflexionadas, pecho erguido, actitud desafiante de chico callejero del barrio de Los Sitios, en Centro Habana. O a Manolo, el gordito que está después de mí, en una posición neutral más bien. Y Early, el primero de los niños y el mejor amigo de mi infancia, parado en firme, marcial y sonriente, seguro de sí. ¡No me pueden negar que soy el “flojito” de la clase!
De modo que durante muchos años ese inocente gesto infantil me pareció una anunciación fatídica, un signo sospechoso, un gesto premonitorio donde cualquier ojo suspicaz podría descubrir la poca “virilidad” de mi carácter. La fotografía permaneció guardada en los cajones de mi madre, como todos los recuerdos gráficos de la familia, y era de las que yo pasaba rápido cuando las repasábamos entre parientes y amigos algún día de infrecuentes remembranzas.
Para mí, este retrato era una especie de confirmación “histórica” de que los homosexuales somos malos deportistas desde pequeños, o de que los pequeños que fuimos malos deportistas terminamos siempre siendo homosexuales. Afortunadamente la vida me demostraría, un tanto tarde tal vez, de que aquella obsesión era solamente un estereotipo falaz, porque ahora también sé que hay cuerpos de atletas que disfrutan —y de una manera muy desenvuelta, por cierto— las diversas variantes de una orientación no heterosexual.
Pero sigamos con mi expediente deportivo. Durante toda la enseñanza primaria en tres escuelas del municipio capitalino de Centro Habana, practicábamos ejercicios en parques y plazoletas cercanas a aquellas viejas edificaciones sin áreas deportivas. Ya desde quinto o sexto grado comenzó mi agonía con la educación física, sufrimiento que me acompañaría hasta la universidad.
Cada inicio o final de curso, cuando anunciaban las infaltables pruebas de eficiencia física (velocidad, resistencia, salto, planchas y abdominales) yo era un manojo de nervios, porque presentía la cercanía del ridículo por mi pobre desempeño, cada vez más evidente en la medida que iba creciendo. Recuerdo que al menos en uno de esos años terminales del nivel elemental —creo que fue en sexto grado— mi madre tuvo incluso que ir a hablar con el profesor de la odiada asignatura, por algún problema con la nota conclusiva.
Y ni hablar de otros entretenimientos paralelos usuales en la niñez como las bolas o canicas, el trompo, los patines, los escondidos, el “quemado”, el “come fango”, los “cogidos”. Trataba siempre de evitarlos y sustituirlos por juegos más “intelectuales”, como inventar historias con mis soldados de pasta —la ocupación preferida en mis primeros años— o un poco más adelante, concentrarme en armar artilugios a partir de distintos set de ensamblaje. Cuando no me quedaba más remedio que participar en aquellas variantes lúdicas de corretaje y sudadera, ya fuera en la escuela o con mis primos, lo asumía como un sacrificio necesario en aras de la convivencia social.
Debo acotar aquí que mi madre nunca me permitió jugar en la calle de aquel tumultuoso barrio donde vivíamos, y mis dos hermanos varones me llevaban demasiados años de ventaja como para enseñarme tales habilidades. Lo único que lograron ambos fue que les tomara aversión también a otros juegos de mesa como el parchís, las cartas, el ajedrez y las damas, porque yo siempre resultaba ser el perdedor, ya fuera por mi menor edad o por la confabulación entre ellos —así al menos me parecía a mí— para “darme la mala”. El único «vicio» que poseo parecido a lo «competitivo» es el dominó, una arraigada tradición familiar que dista mucho de ser estrictamente deportiva, pero sí es muy cubana. Para colmo casi todos coinciden —desde mi novio hasta mi hijo Javier— en decir que soy un desastre como pareja, que es el modo más habitual de practicar este apasionante entretenimiento.
Los seis años que pasé becado en la Escuela Vocacional Lenin no cambiaron sustancialmente mi “terror” por el bajo rendimiento deportivo, aunque sí aprendí cómo sobrellevarlo mejor. En primer lugar con los buenos resultados docentes, que siempre fueron mi mejor defensa y la carta de presentación más eficaz ante mis profesores y compañeros, a quienes siempre traté de ayudar en todo lo que podía. Todos los amigos y conocidos sabían que lo mío era leer y estudiar. Para mí el deporte estaba perdonado.
De manera que cumplía con el horario de clases de la siempre estresante educación física, con la mayor o menor comprensión del profesor que me tocara. Si había que jugar voleibol, yo no sobrepasaba la net con mis saltos ni era capaz de un hacer un remate; cuando tocaba baloncesto, no había manera de que dominara el balón ni que anotara una canasta; el balonmano otro tanto; el fútbol lo jugaba con un poco más de entusiasmo —sobre todo porque era el pasatiempo favorito de mi grupo— pero más bien lo que hacía era correr de un lado a otro sin que nadie tuviera la osadía de pasarme la pelota; y en cuanto al béisbol, nuestro deporte nacional, no sé si fue porque no estaba en el programa de estudio o por cuál extraña razón, pero tengo que confesar que prácticamente nunca, que yo recuerde, he empuñado un bate frente a ningún lanzador, y ni siquiera he jugado un “cuatro esquinas” con la mano.
Si pude sobrevivir a tanta ineptitud fue porque descubrí la existencia de las llamadas “áreas especiales”, oportunidad que ofrecía la escuela para practicar determinadas disciplinas en sustitución de la educación física. Fue así como me inicié en la esgrima, el único deporte que practiqué con fruición a lo largo de mi vida estudiantil y que afortunadamente continué hasta la universidad.
Recuerdo que mi profesora de florete en La Lenin fue una gruesa y enérgica mujer, que daba clases en un local acondicionado para ese deporte, en el sótano de una unidad docente relativamente lejana de la mía. La virtud mayor de aquella maestra era que con bastante frecuencia faltaba a clases, lo cual me permitía dedicar ese tiempo a mi incurable afición por la lectura. Sin embargo, la práctica de la esgrima —no sé si por mi idea romántica de las novelas de aventuras u otros dramas literarios— sí me motivaba y hasta llegué a sentir que no era particularmente malo, o al menos, no el peor de la clase como era mi costumbre en cuestión de competiciones.
Mi otra profesora de esgrima, ya durante la carrera de periodismo, fue Gladys Rodríguez, quien todavía es mi amiga personal, además de una atenta seguidora y amable crítica de mi trabajo. De hecho, el deporte de las estocadas ha sido la única actividad física donde alguna vez derroté a un adversario, y en más de una oportunidad.
No obstante a esta falta de habilidades para la casi toda confrontación deportiva, transité por las etapas usuales de cualquiera muchacho que vive en una beca, como el hábito de “quemar” o hacer ejercicios de fuerza durante la adolescencia, casi siempre en compañía de amigos que nos palpábamos unos a otros lo “fuertes” que estaban nuestros bíceps, pechos, abdomen o dorsales. En un periodo también hice largas carreras de resistencia en solitario alrededor del extenso perímetro de aquella gran ciudad escolar que es la Lenin. Y sobre todo, fui un entusiasta foto-reportero aficionado durante las competencias estudiantiles entre las distintas unidades docentes, que resultaban enconadas porfías por los primeros lugares en una emulación cuyo premio generalmente era un pase adelantado desde el jueves, o también alguna excursión o paseo.
Como datos adicionales, debo añadir que fui tal vez la única persona en el planeta que tuvo que aprender dos veces a montar bicicleta (¡Y dicen que no se olvida, eh!), primero de adolescente, hasta que me magullé bastante al caerme de un ciclo alquilado en un campismo con mi familia, y luego en la universidad, cuando el periodo especial —crisis económica— me obligó a emplear ese medio de transporte, como a miles de cubanos y cubanas. Ah, y que aprendí a nadar con más de 20 años de edad —si le podemos llamar así a permanecer escasos minutos a flote sin ahogarme—, después de superar dos enormes sustos en las piscinas de La Lenin, uno en la secundaria cuando un chistoso me empujó y tuvo que sacarme del agua casi por los pelos, y otra ocasión en que yo solito me lancé a la pileta durante el preuniversitario, con la estúpida temeridad del joven inmaduro que cree poderlo todo porque los demás también lo hacen.
Sin embargo, con el tiempo estos “traumas” deportivos de mi niñez, adolescencia y juventud evolucionaron hacia una relación menos sentimental y más regida por hábitos profesionales. En la actualidad me mantengo habitualmente informado de lo que sucede en esa esfera del acontecer nacional e internacional; me oriento en lo más elemental de las reglas para entender las principales disciplinas y poder tomar partido o dar una opinión si es preciso; soy capaz de disfrutar del espectáculo de un buen juego o competencia —siempre que puedo, además, trato de ir con mi hijo—; no dudo un instante en admirar el escultórico corpachón de no pocos atletas, y hasta he llegado al límite insospechado de comportarme como un fanático del béisbol, cuando el equipo Industriales gana el campeonato. Suficiente para un tipo tan antideportivo ¿no creen?
paco:
muy graciosas tus peripecias deportivas, jajajajaj…….gracias por la sinceridad, por eso te respeto, man…….aunque en el terreno politico e ideologico no seamos «amigos». pero en fin, compadre, ojala y todos los «comunistas» fuesen como tu……q respeten y ofrezcan puntos de vista con inteligencia……un saludo
Paco:
Es segunda vez que leo un comentario tuyo y te juro que no pienso dejar de leerlos. Mas alla de que en mi niñez, adolescencia y gran parte de mi vida adulta intenté ser bién machito aunque mis dretrezas físicas eran un fracaso por lo que me desenvolvia mejor en las actvidades intelectuales y que por tanto todo lo que dices me llega bién cerca, lo que mas me agrada es la forma en que desmistificas todos los prejuicios con que nos llegamos a construir los muros imaginarios con que pretendemos que no se sepa que lo único que somos todos mas alla de nuestras naturales diferencias, mortales seres humanos.
Asi que te doy las gracias y sigue adelante que gente como tu vale mucho.
manozeta:
vives en chile? que bien, yo igual, compadre. En el post anterior dijiste algo con lo que no estoy de acuerdo……algo sobre la libertad de expresion en chile……pienso que aca hay bastanteeeeeee libertad de expresion y no se le teme a la policia, la gente habla y critica hasta por los codos y lo dicen en cualquier lugar…….sera por la dictadura que ellos sufrieron….saludos
Realmente me das lástima porque no creo que seas socio del presidente «piraña» que son los que tienen toda la libertad para explotar en este país. Me inclino mas a pensar que eres un cubanito mas que ha venido a este país a vender su fuerza de trabajo por un plato de lentejas.No cuestiono que es muy probable que aca tengas un nivel de vida material mejor que en Cuba. Pero para mi la libertad tiene otro significado y de eso en este país nadie se atreve hablar.
HOLA,HE DISFRUTADO ESTE Y TUS OTROS ARTICULOS,ES AGRADABLE LEERTE AUNQUE A VECES SORPRENDA LA MANERA QUE TIENES DE VELAR(COLOCAR UN VELO) SOBRE TODOS LOS TRAGOS AMARGOS,LAS INCOMPRENSIONES,QUE DEBES HABER PASADO.DE NADA VALE QUE NI LAS MENCIONES,ES INUTIL QUE LAS OMITAS,VINIENDO DEL MISMO PATIO ES IMPOSIBLE QUE NO LAS HAYAS PASADO..SOBREVIVISTE PORQUE CALLASTES,SOBREVIVISTES PORQUE DISIMULASTES,PORQUE PRETENDISTES SER LO QUE NO ERAS,HAZ LEIDO EL ROJO Y EL NEGRO DE STENDAL?.SEGURO QUE SI,BUENA SUERTE!
Yumuri: supongo que sí, que tienes razón, sin embargo, no siento ningún complejo de culpa ni rencor o animadversión hacia nada o nadie: hoy veo mi vida como un proceso que fluyó de la mejor manera en que pude darle cauce, dadas las circunstancias, y estoy bastante satisfecho con su resultado.
DADAS LAS CIRCUNSTANCIAS….
TE COPIO….
SUERTE!
Muy cómica tu pose de «flojito» del aula.
Siempre me he preguntado si los niños ya nacieron con la homosexualidad adentro o es algo que se adquiere a lo largo de la vida o cuánto pesa lo uno y lo otro.
Yo he visto niños «flojitos». Que la gente la coge con enderezarlos y lo que hacen es marcarlos. En una pose como la de la foto le dirían: «Niño, párese bien, que así se paran los maricones».
Si me repiten eso más de 3 veces a los 6 años, créeme, que a los 12 ya estaré convencido de que soy maricón.
Entonces, ¿Hasta dónde la homosexualidad es algo netamente individual y cuánto participa el círculo social en la construcción de un homosexual?
Creo que la herencia tiene algo que ver y que el medio también influye en la deteminación de la orientación sexual y que debe verse además como un proceso que puede variar en el transcurso de la vida de un individuo. Todavia ni los especialistas en el tema se ponen de acuerdo. Lo que si está claro que nadie elige ser homosexual sabiendo que puede ser victima de rechazo y discriminación. Asumir esa postura seria una idiotez¿no les parece?
100%: de veras no podría responderte tu pregunta. Bastante trabajo resulta ya de intentar vivir decentemente de acuerdo con mis convicciones y preferencias, para también tener que intelectualizarlas. Es tarea para los psicólogos o quienes sean que puedan descifrar tales «misterios»
A ver; vamos a imaginarnos un caso no tan conflictivo.
Ejemplo, mi hermano. Rubio de ojos azules se apareció un día en la casa con una lindísima negrita casi azul. A partir de ahí, todo el mundo (amigos, familias, vecinos, etc) lo etiquetó como «negrero».
Él decía que no, que para su gusto no tenían que ser específicamente negras aunque también cabían.
Pero su círculo social no se conformó sino que le exigía a cada momento una demostración. O sea, el tipo no podía mirar a una mulatica porque nadie se acordaba que antes había mirado a 5 trigueñas, dos rubias y una china. De una vez empezaban a recordarle que a él le gustaban las negras.
Hoy sigue con su etiqueta de negrero, a pesar de haberse casado con una no-negra.
Y no es solo en lo sexual. También en «el gordito del aula», o «el cómico del aula». Esa gente crece con una especie de clasificación.
Percibo que donde tienes un desliz de lo que se considera socialmente «normal» ya te pegan el cartelito y: o aprendes a vivir con él siendo distinto, o te convences de que si te pusieron el cartelito es porque lo llevas.
Paquito,
Hay 2 posts tuyos muy sinceros y muy intimos: este y el del origen de tu biblioteca. No se como puedes ser tan honesto con tantos criticos que te leen aqui, pero bueno…
Siento como una obligacion de decirte «gracias por compartir».
Esa self-consciousness (auto-conciencia?) es tipica de personas inteligentes, pero cuando uno es un niño puede resultar dañina.
En fin, ya he leido tantas cosas personales tuyas que me siento tu amigo a pesar de las diferencias.
Saludos,
Gracias Aaron, yo también los siento a ustedes como amigos, que siempre serán más que las malas personas -no digo los «críticos», porque eso no me parece un defecto, sino una virtud-
Creo q hay relación entre la falta de talento para los deportes y los gay de eso también doy fe … recuerdo q en el colegio mi frase favorita era»sudar agg» luego ya cuando el culto al cuerpo nos domina y uno quiere estar a tono con el entorno es q pone manos a la obra y se matricula en el gimnasio mas cercano pero esa es otra historia-
gayalos30: no estoy seguro de que sea tan así como dices. He tenido noticias de algunos deportistas de alto rendimiento que están en el closet, o que al menos juguetean con la bisexualidad de una manera cómoda. También internacionalmente hay una gran discusión acerca del tema, en particular con el fútbol, y muchos rumores e historias de estrellas que pudieran ser homosexuales (y unos pocos confirmados, como aquel clavadista australiano que fue campeón olímpico). Pero supongo que para alguien que aspire a una carrera exitosa en el mundo del deporte eso puede costar mucho más caro que en el sector del arte, la cultura y la farándula. También se han organizado las llamadas olimpiadas gay, pero creo que no es una buena solución, aunque pueda contribuir a visibilizar las actitudes atléticas de los homosexuales. Lo justo es que participen como todos, en cualquier evento deportivo, siempre y cuando alcancen los resultados para ello, pienso yo.
Bueno Paquito, ni había terminado de ver la foto y ya te adiviné.Eres el mismo, pero sin el conocimiento que ahora tienes. Gracias por estas lecciones de honestidad.
pues paco yo supe que eras tu por las piernas , como buena discipula de galeno me acorde en cuanto vi la foto y al niño con genus recurvatum pues asi mismo los tenias años despues en la lenin, aunque despues de la segunda ojeada, la pose esta, no femenina pero si poco convincente con el patron de tu lugar de origen. En realidad a pesar de que alguna vez alguien pudo hacer comentarios sobre tu orientacion sexual, yo vivia convencida que estabas enamorado de juana rosa, tu compañera de pupitre, asi que o yo no leo el lenguaje extraverbal o no me importaban los asuntos de la sexualidad. En fin tu fuiste el sentido del humor refinado e ironico, te vi ser intransigente muchas veces con tus ideas, ( y creo que el profesor bataille si lee esto te recordara bien), y fuiste respetado y querido por todos. No me asombra tu soltura, a ti no te preocupaba la imagen, pues leias a marti y eso era cheisimo , te vestias fajado si eso era comodo, y a pesar de ser comunista nunca fuiste ni chivato ni hijo de puta. Eso es el recuerdo de esta vieja amiga, eres de esos seres luminosos que queremos y añoramos en el tiempo, y nadie que estuviera cerca de ti pudo olvidarte. Y te quiero mas porque fuiste el amigo predilecto de mi madre.
JAJAJA Belcocha, qué bueno tener a una médica de amiga que le ponga nombre científico a mis canillas medio jorobadas. Lo que me dices me recuerda un post pendiente, que es el de mis grandes amores infantiles y adolescentes -donde podría incluir a Juana -¡si me lee me mata, trato de no usar nombres, pero fuiste tú la indiscreta!- En realidad, siempre he sido un gran enamorado, de la especie romántica de los amores extremos y desesperados. Ya hablaré sobre el asunto.
HOLA,HE ENTRADO A VER SI HABIA ALGO NUEVO Y NO VEO MUCHO,CUAN FRECUENTE ESCRIBES?,ANTES SOLO ENTRABA AL SITIO DE YOANI,AHORA TENGO QUE ENTRAR A LOS 2,AL DE LA FLACA Y AL DE PAQUITO…CUANDO DIGO TENGO QUIERO DECIR UNA VOLUNTARIA ACCION.Y ES QUE USTEDES,QUIERANLO O NO ALGUNOS,SON CUBA,ES QUE PENSAR QUE HAY UNA SOLA IDEA ES BIEN ABSURDO,Y ME RECUERDA AQUELLO DE GUILLEN QUE DECIA,NO SE POR QUE PIENSAS TU,SOLDADO QUE TE ODIO YO,SI SOMOS LA MISMA COSA TU,YO…
Gracias por la preferencia, Kello. En realidad, en estos casi seis meses desde que empecé esta bitácora he escrito un promedio de un post cada cinco o seis días, pero yo, creo que a diferencia de la otra bloquera cubana que citas, tengo múltiples responsabilidades que me llevan mucho tiempo. Esto es solamente un divertimento y otra vía para relacionarme con amigos viejos y nuevos. También por estos días he estado en un evento internacional, hoy tengo a los fontaneros en la casa y mañana trabajo, así que es muy poco probable que antes del lunes o el martes coloque otra historia por acá. Espero me comprendan.
Paquito, te leo seguido, porque me gusta tu estilo. Pero hay cosas que no me gustan y me tomo el atrevimiento de decirtelas. Una es tu constante atacar a «otra bloguera cubana»… me parece que deberìas encontrar puntos en comùn (que los tienes) y no diferencias con ella… y con el resto de la blogòsfera. Te dejo un poema de mi tierra.. que seguro conoces :
«Los hermanos sean unidos
porque esa es la ley primera
tengan union verdadera
en cualquier tiempo que sea
porque si entre ellos pelean
los devoran los de afuera».
Te guste o no esas personas están en la isla, escriben sus vivencias igual que tù… y son tus «hermanos».
Es un consejo, claro que tu puedes hacer con èl lo que quieras.
Mis cordiales saludos
Mau, tienes razón. Es posible que sonara ríspido, cuando no era mi intención, pero yo no he «atacado» a nadie. Eso no quita que haya posiciones políticas que no puedan ser conciliadas, aunque sí comprendidas, y también denunciadas públicamente.
ES UN VERDADERO CRISOL DE OPINIONES TU BLOG,ASI LO VEO Y ASI CREO TENDRA QUE SER EL DEBATE EN UN FUTURO,NO 5 PERSONAS SENTADAS ALREDEDOR DE UNA MESA CADA UNA DICIENDO QUE ESTA DE ACUERDO CON LO QUE DIJO LA ANTERIOR,ESO ES UNA TONTERIA,UNA PERDERA DE TIEMPO Y DE RECURSOS,DE LA DISCUSION,DE LAS «CONTRADICCIONES» COMO MENCIONARAN LOS CLASICOS DEL MARXISMO,SURGE EL DESARROLLO,LO DEMAS,COMO DIJERA MI ABUELA ES BOBERIA….SALUDOS,
HOLA PROFE:
De seeguro se debe acordar de mi…soy ana aluren su alumna de primer año de periodismo a la que le dio clases de nota informativa.hace unos meses me enteré de su blog, y no habia tenido tiempo sino hasta ahora para poder publicarle un comentario…una vez mas me cautivan sus palabras, he leido con detenimiento algunos de sus escritos, y en verdad me han quitado las minimas dudas que me quedaban de su personalidad, de esa sinceridad que lo caracteriza y que tanto me complace leer. en el aula siempre trató de que ninguno de nosotros pasara por alto ese modo tanm versátil y abierto que lo caracterizan y no se por que pero nunca dejé de pensar en que «ahi habia gato encerrado», en el mejor sentodo de las palbras, que paquito no era un simple periodista de trabajadores que se conformaba con publicar y dar clases en una facultad de M…que casi se está cayendo y en la que los profesionales se dan como marabú(sin embargo le he llegado atomar un ariño tremendo a la facu en muy poco tiempo), sino que paquito llevaba implícita una historia que me faltaba por descubrir, una historia que he descubirto y que me ha gustado lo mismo que me ha sorprendido, y creame que me ha sorprendido mucho.
me sumo a su grupo de antideportivos, porque soy eso una antideportiva y más que eso me sumo a la lucha contra la homofobia, tengo muy buenos amigos homosexuales y quiero hacerle una historia:
hace un año cuando estaba en la vocacional(IPVCE Carlos Marx, Matanzas)conocí todo tipo de clases de homosexualidad, desde el pobre muchacho que hablaba con las flores y con los animales, un poco ridículo pero realidad, hasta el serio y lindo que todas las chicas querian para si pero que no le hacia caso a ninguna porque ya sabe…en fin que me hice muy amiga de un muchacho hermoso(trigueño, de ojos claros y flaco, como me gustan a mi) y no solo su belleza era fisica sino que me enamoré de un hombre con sentimientos extraordinarios y dulce como la miel…nada que poco apoco me envolvi en el y cuando me di cuenta el muchacho me estaba confesando que era homosexual y que le hacia falta mi ayuda para que se lo dijera a su familia, ya que ellos me conocian y como yo era su «mejor amiga» ellos lo entenderían mejor, tuve que renunciar a él y fue un gran golpe para mi pero su amistad, su verdadesra amistad me fue aliviando con el tiempo.
esta historia es una más dentro de la gama que deben de existir..pero me parecio un paso de confianza contársela…ya no le doy más teque trataré de seguir mandandole mi parecer por esta via y espero que me responda…ha sido un gusto
besos y muchas felicidades por su manera de ser…nos vemos en la proxima aventura
¡Vaya, pero sí están aquí mis pupilos! Besos para ti Ana Lauren, y un abrazo para todos en el aula. Espero me inviten de vez en cuando a alguna fiesta como aquella que organizamos para revisar los trabajos finales en casa de Alejandro. Debes saber que también ustedes fueron parte de mi decisión de comenzar este blog, como tantas otras gentes, así que les doy las gracias por el cariño que me mostraron y la paciencia para este profesor medio improvisado y tal vez muy poco teórico. Tu historia con ese enamorado me parece muy tierna. Fue genial que lograras superar tu propia frustración personal para tratar de ayudarlo. Aunque me quedé con las ganas de saber qué pasó cuando le contaste a la familia del muchacho. Espero continúen siendo amigos, en definitiva la amistad es un tipo de amor que a la larga es más duradero, porque no corre el riesgo de la monotonía en que a veces caen las parejas. La amistad es el amor sin sexo, lo cual sin dudas es a veces una gran ventaja jajaja.
Paco:
lo de la historia del muchacho terminó en que, por su puesto, lo ayudé a decirselo todo a sus padres, ya tu sabes, primero casuela gritos llovieron…pero luego la cosa se fue aplacando aunque dejando un poco de secuelas, la madre de mi amigo no estaba muy bien de los nervios y su estado empeoró de forma significativa, su papa fue quien más alones de pelo dio, pero con el pasdar del tiempo, ams o menos un año despues, aceptó la condición «diferente» de su hijo. la unica frase que se escuchaba en la casa esa :»que le vamos a hacer, es su vida y puede hacer con ella lo que más le complazca, si hizo eso, es su elección y no somos nadie para quitarle lo que quiere y necesita»… todo fue una especie de conformidad por amboas lados, a el solo le hacias falta que lo entendieran y a su familia que el fuera feliz de la manera que quisiera…en fin yo metida en aquel potaje sin comerla ni beberela pero que se le va a hacer, conclusiones: ese muchacho y yo seguimos siendo muy buenos amigos y de vez en cuando nos llamamos, el problema es que el vive en matanzas y no tenemos mucho contacto.
ahora entrando en otro tema te cuento que para mi es una experiencia nueva el escribir en un blog y más eso de iniciarme con un profesor, un profesor que ademas considero el mejor de todos los profesores que he tenido…nada que mi primer comentario lo hice con el corazón en la boca pensando en si usted lo leeria y le gustaria o si simplemente lo desecharia, sentñi temor pero luego de nuestro encuen tro me siento más a gusto, y claro luego de la respuesta estroy entrando en confianza…espero verlo nuevamente por ahi, y respondame en cuando pueda…saludillos y nos vemos en la proxima aventura.
Ana Lauren, gracias por no dejarme en suspense con tu historia. Creo que hiciste lo mejor que pudiste con tu amigo, y eso habla bien de ti. Oye, y no hay que exagerar con los elogios. Para mí es una gran satisfacción que mis alumnos también estén por acá, así se enteran de lo humano y lo divino -aunque como les dije en clase, yo creo que son ustedes quienes tienen mucho que enseñarme a mí, por lo menos te confieso que me gustaría aprender de la naturalidad y desprejuicio con que tu generación aborda asuntos que cuando yo tenía esa edad, ni me las planteaba.
«…el de las manitos delicadamente enlazadas…
No Paquito, no es complejo tuyo.
Es que como dice mi mama: …» es que ese niño es my fino y educado»
JAJAJA, Eon, gracias por darme «chucho» tú también.